Admiremos la belleza de la Plaza de España en Sevilla, corazón de Andalucía, declarada bien de interés cultural, con su majestuosidad semicircular, sus torres que rozan el cielo y rodeada por un canal cruzado por puentes.

¿Sabías que esta plaza fue diseñada por Aníbal González y que su construcción se prolongó durante quince años? Creada para la Exposición Iberoamericana de 1929, es un compendio de historia, arte y cultura; un lugar donde la belleza del Renacimiento español se funde con el regionalismo andaluz. Los 48 bancos de la plaza están dedicados a cada provincia española, ilustrados con cerámica y escudos.

Pero hoy no solo admiramos esta majestuosa plaza, si no la tierra en la que se encuentra, Andalucía. El 28 de febrero, Andalucía se viste de verde, blanco y verde, colores que engalanan balcones y patios en un homenaje a la autonomía lograda en 1980 tras las memorables manifestaciones de 1977. Desde los colegios, las notas del himno andaluz fluyen entre sones de flauta, mientras el paladar se deleita con el sabor del pan con aceite y azúcar, un dulce legado que une a generaciones.