Abedules en otoño, Drammen, Noruega (© Baac3nes/Getty Images)
Noruega alberga numerosos parajes naturales de gran belleza, y los bosques de abedules son uno de ellos. Rodeada por los "bosques plateados" y situada al abrigo de los fiordos, la ciudad noruega de Drammen es un paraíso para los amantes de las actividades al aire libre. Los abedules florecen a gran altitud, por lo que encajan a la perfección en esta región montañosa. Cuando pasa el verano y llega el otoño, las hojas de abedul se transforman en un mosaico de dorados y carmesíes que contrasta con los esbeltos troncos y la pálida corteza. Este sorprendente cambio estacional puede ser una de las razones por las que los abedules se asocian con los nuevos comienzos y la renovación. Estos árboles abundan en nuestras montañas ibéricas y no son sólo estéticos, sino que proporcionan hábitat y sustento a la fauna, y pueden utilizarse para leña y en la construcción.