A lo largo de millones de años, la deslumbrante formación de arenisca conocida como Roca del Elefante fue esculpida por la naturaleza. Gracias a la erosión del viento y el agua, esta roca de más de 50 metros de altura cercana a la ciudad de Al-Ula, en Arabia Saudí, adoptó la forma de un elefante y se ha convertido en un hito destacado de la región. Cuando el sol se pone, proyecta un cálido resplandor sobre el mamut rojizo y la arena dorada del desierto circundante.

A unos 11 km de la Roca del Elefante, la ciudad de Al-Ula remonta sus raíces a antiguas civilizaciones y ha sido testigo del paso de comerciantes, peregrinos y caravanas que cruzaban sus áridos paisajes. Los alrededores, incluidas las formaciones rocosas y las tumbas nabateas de Hegra, cuentan con petroglifos e inscripciones, algunas de las cuales se remontan al año 644 d.C.