En el corazón de las Montañas Rocosas de Canadá, el Lago Louise brilla con tonos turquesa, un santuario de belleza natural en el Parque Nacional de Banff. Conocido por sus aguas cristalinas y montañas impresionantes, no es solo un destino, sino una experiencia vivificante. Los indígenas Nakoda lo llamaban Ho-run-num-nay, 'el lago de los pececillos', y su nombre actual rinde homenaje a la princesa Louise del Reino Unido. Este lago glaciar, que se alza a unos 1.600 metros de altura, es accesible todo el año y ofrece desde caminatas estivales hasta esquí invernal.

Al igual que el Lago Louise, España alberga su joya helada, el Lago de Sanabria en Zamora, el lago glaciar más grande de la Península Ibérica, reverenciado por su imponente silueta y biodiversidad.

Los viajeros pueden explorar estos paisajes tanto en verano, ideales para el senderismo, como en invierno, cuando la nieve se convierte en el lienzo perfecto para el esquí. Aventúrate a conocer estos rincones del planeta donde la naturaleza escribe poesía en roca y agua.