En las ramas desnudas de un manzano cangrejo, aún dormido por el abrazo gélido del invierno, un valiente pinzón vulgar macho presume su plumaje como un estandarte de vida en el paisaje escarchado. Hoy, el corazón del invierno se entibia con la magia y la ilusión del Día de Reyes, y las familias, entre risas y conversaciones, comparten un dulce roscón. Mientras tanto, nuestro pequeño héroe alado encuentra en el árbol invernal no solo refugio, sino el escenario perfecto para entonar su canción.

Una curiosidad que tal vez ignoren los comensales, absortos en hallar la sorpresa oculta en su porción de roscón, es que el pinzón no es menos afortunado en su hallazgo: el manzano cangrejo ofrece frutos persistentes que son viandas preciosas para la avifauna del invierno.

Así, mientras en los hogares se descubre quién se coronará como rey o reina por un día, nuestro pinzón se convierte en el monarca de un reino efímero de ramas y siluetas glaciares, recordándonos que la naturaleza también celebra, a su manera, el festín de la vida en estas fechas tan señaladas.