Cuando la primavera despierta en Andalucía, el alma de Sevilla se engalana para celebrar su icónica Feria de Abril. El Real de la Feria se transforma en una pintoresca ciudad donde el olor a azahar se mezcla con el sonido de las palmas y el taconeo. Una marea de colores y, hasta más de medio millón de visitantes, inunda las calles junto a las bailaoras, cuyos vestidos de volantes danzan al compás de las sevillanas, luciendo sus mejores trajes de flamenca.

Este espectáculo fue celebrado por primera vez en 1847 como muestra agrícola y ganadera, hoy es un despliegue de cultura andaluza, gastronomía y arte. Además de disfrutar de la hospitalidad de las más de mil casetas adornadas con sus farolillos, los visitantes podrán disfrutar de las famosas tapas típicas y presenciar el histórico paseo de caballos.

Cada año, al caer la noche, el alumbrado brilla en la entrada de la feria, marcando el inicio de jornadas ininterrumpidas de fiesta, donde el rebujito refresca las voces que entonan cantares hasta el amanecer.