Las casetas de baño de Brighton Beach, en Melbourne, resplandecientes con un arco iris de colores, son reliquias imperecederas. Con las recientes incorporaciones, que elevan su número total a 96, estas casetas se han convertido en una de las principales atracciones turísticas de Melbourne. La historia de las casetas de baño es tan colorida como su aspecto.

Aparecieron por primera vez en la costa de Brighton en 1860, proporcionando una modesta cubierta a los bañistas que cambiaban sus trajes de baño. Desgastadas y dañadas durante la depresión posterior a la Primera Guerra Mundial, las casetas de playa recibieron un mantenimiento colectivo en 1934. A pesar del mantenimiento, las estructuras multicolores se enfrentaron a la amenaza de ser retiradas en 1952. Pero gracias a la Asociación de Casetas de Baño de Brighton, que consiguió asegurar su supervivencia, ¡todavía hoy podemos disfrutar de los vibrantes guardacostas!

Por otro lado, en nuestras costas españolas las "cabinas de baños" surgieron para preservar la intimidad de los bañistas. No muy diferente de Brighton Beach, estas estructuras servían como vestidores discretos y se extendieron en el siglo XIX. Hoy, la tradición continúa en algunas playas, como la de Benicasim en Valencia, donde podemos encontrar algunas casetas de colores similares a las que vemos en la imagen de hoy.